En cuanto empieza a oscurecer y el sol se esconde, M me dice que tiene miedo. La noche le asusta. Si le preguntas el por qué, él explica historias de malos, fantasmas, zombies y monstruos que acechan tras la oscuridad. Todos atentos a que la luz del día se apague para salir de sus escondites y darnos sustos.
Así que empezamos a buscar monstruos bondadosos, que no quisieran hacer daño, para demostrarle que no todos son de la misma calaña. Y ejemplos hay, y si no se inventan...que para eso estamos los mayores, para ponernos en su piel y encontrar las palabras mágicas que quitan los miedos.
Y para acompañar esas historias de monstruos buenos y dulces, preparé estas galletas. Con caritas sonrientes y colores vivos. Le encantan.
Estos bichejos ya son historia, merienda de una tarde fría de domingo junto con historias de seres monstruosos pero con buen corazón.
Hola! son molt mones, l'aranya es chulissima :)
ResponderEliminar¡¡¡Son muy monstruograciosas!!! Besos.
ResponderEliminarMe encanta que os gusten!!
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